MENSAJES


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ORACION PERMANENTE:
GRACIAS:

Mis amados les pido oración por los damificados por los Terremotos y Huracanes, Tsunamis y también por los que padecen hambre en el mundo.
Dios los siga bendiciendo abundantemente, el Señor Jesucristo los fortalezca y el Espíritu Santo los guíe, amén por siempre amén...
Apóstol Francisco Perales Durán.   


                             Chihuahua., Chih., Méx.





LA GUERRA ESPIRITUAL TIENE 6 NIVELES



Cuando hablamos de guerra espiritual, pensamos inmediatamente en la "toma de ciudad" otros en "demonios oprimiendo a las personas" pero en realidad debemos estar pensando en varios niveles y atacarlos de manera ordenada. Los niveles no se pueden saltar como no podemos pasar de primer agrado al cuarto. Justamente uno de los errores que más hemos visto en iglesias es salir a tomar la ciudad cuando ni siquiera sacaron los demonios que venían de generación en generación sobre sus cabezas o hermanos que expulsan demonios de la gente cuando no han ellos sido ministrados todavía.
Los niveles que Dios nos ha mostrado son los siguientes:
1. Personal
2. Terrestre
3. Iglesia
4. Aires
5. Ciudad-nación
6. Armagedón
Miremos brevemente que significan cada uno:


NIVEL 1.- Personal. Todo tiene su tiempo y preparación. Nadie puede avanzar de 1 a 5 grado asi como nadie puede lanzarse a la guerra del 4 nivel sino esta bien el primero. Es por eso que este capítulo es él más extenso, él más importante y el clave para la gran cosecha. Consiste en sacarnos todos los demonios que tenemos en nuestra vida, maldiciones sin cortar, fortalezas en la mente, vendas mágicas que nos ha puesto el enemigo, Es estar ministrados en sanidad interior y en una búsqueda de Dios, hambrientos, con una fresca unción personal, oyendo a Dios. Aquí veremos como se forma un guerrero. Las armas y actitudes de guerra.


NIVEL 2.- Terrestre. Es la batalla terrestre. Como ya estamos bien y armados podemos llevar poder del Espíritu a los que están atados y perturbados por el diablo. Es batallar contra las fortalezas demoniacas de la gente, sacar demonios, sanar enfermos y discipular bajo los principios del maestro.


NIVEL 3.- Iglesia. Losprincipales demonios que hay sobre las iglesias como entraron y como gobiernan la vida de cientos de iglesias cristianas. El espíritu de chisme, división, legalismo, divorcio, celos, sexual, etc. Veremos también pasos prácticos para destrozarlos y hacer del Espíritu Santo nuestro único guía.


NIVEL 4.- Aires. Esto es como desenmascaramos al diablo en los medios de comunicación, quien es que hace y como son sus estrategias frente a las iglesias y los pastores. Como son los ataques del diablo cuando decidimos tomar los aires para Cristo, como funciona el ocultismo y como podemos vencerlo. Aquí comenzamos a desenmascararlo a nivel de ciudad, barrio o nación. Como son nuestras armas en este nivel, y como preparamos para la gran cosecha. El papel de la intercesión y la unción de conquista.


NIVEL 5.- Ciudad - Nación. Como hacer la cartografía, e iniciar un plan estratégico de invasión y conversión impactante en toda la ciudad. Los elementos que disponemos para hacerlo, el papel de la unidad y nuestras armas.


NIVEL 6.- Armagedón. Como será la ultima gran guerra contra el anticristo, como venceremos y cosecharemos de a miles para el reino de Dios. Una lectura victoriosa del Apocalipsis y de la gran tribulación.
Ya aclarados en forma general que es cada nivel, definamos algunas características de los perímetros, para luego profundizar uno por uno.


2.- CARACTERISTICAS DE CADA NIVEL O PERIMETRO


a.- Nunca se "superan" los niveles: Es decir yo ya pase el nivel 1, paso al 2 eso significa que el diablo nunca mas me va atacar en el 1. No es falso. Los niveles se acumulan, yo pase el 1, sigo con el 2 y luego paso al 3 es decir que yo batallo ahora simultáneamente en el 1,2,y 3, en los niveles anteriores sigue la guerra. Es decir que se van acumulando las batallas, se mezclan y el diablo intercala sus ataques simultáneamente o con armas distintas. Por eso es importante comenzar siempre por el primero y seguir luego a los otros.
Los libros de guerra espiritual han puesto énfasis en como son los demonios o el diablo y su estrategia, nosotros queremos además poner el énfasis que el soldado debe estar firme, armado y pelear estratégicamente.


b.- Cada etapa puede durar mucho tiempo: Es decir que para pasar del nivel 1 al 2, el tiempo puede variar de iglesias en iglesias o de cristiano en cristiano. Esto depende de muchas circunstancias, hay cristianos que pasan del nivel uno al dos en semanas y otros pasan del nivel 1 al 2 en años y otros ni siquiera pasan del 1 al 2.
El deseo de este trabajo también, es contar como fue nuestra experiencia. Algunas iglesias no pueden pasar mas del nivel 2 otras del 3.Dios desea ardientemente un pueblo victorioso.
El libro esta desarrollado desde el punto de vista no de la iglesia universal, sino local. A medida que pasamos cada nivel en victoria, pasamos al otro, nuestra vida como soldados cambia, nuestra búsqueda de Dios es mayor y nuestras victorias y luchas son más poderosas en Él. No importa en donde nos encontremos parados, nunca podremos decir "ya esta", sino "Señor dame mas... mas... "


c.- La guerra espiritual en cualquier nivel presupone estar bajo el Señorío de Cristo y en santidad: Con esto lo que deseo enfatizar es que la guerra espiritual esta ensamblada a otro montón de "temas" espirituales. Guerra espiritual no consiste sencillamente en "reprender espíritus" y nada más. La santidad, la unidad, la presencia del E.S. etc., son elementos propios de la guerra espiritual, sin estos no existe guerra sino gente que grita al aire creyendo lograr algo para Dios.

d.- Las batallas y las armas deben ser estratégicos es decir usadas de acuerdo a cada nivel: La guerra espiritual es un asunto serio. No podemos ir al nivel 3 si no hemos batallado y crecido en el nivel 1 de la batalla a nivel personal. Como podemos batallar en la toma de ciudades (nivel 4) sí la iglesia no esta en unidad interna. ¿Puede acaso salir un ejercito a batallar contra el enemigo si no están de acuerdo ellos mismos con sus dirigentes?. Si no hay unidad en los soldados ¿cómo presentaran batalla contra el príncipe de la división?. Por otro lado si no conocen sus armas, no saben como usarlas y cuando ¿cómo vamos a hacer una guerra efectiva?


e.- En cada nivel lo importante es descubrirla estrategia del enemigo y combatirla: Analizar sus ataques, descubrirlos por la guía del Espíritu y por los ojos de la fe y destruirlos. El enemigo es vulnerable, descubre donde lo es y atácalo. Cada ataque del diablo sobre nuestra vida o la iglesia es débil en sí mismo, solo debemos localizarlo como explicaremos mas adelante y atacarlo. !Si él viene como un huracán saldrá corriendo como relámpago!!







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Edifica o destruye con sus palabras?

Una palabra. Una sola. Ofensiva. Demasiado cargada de rabia y resentimiento. Esa sola expresión, que resultó demasiado fuerte, bastó para que se rompieran varios años de buena relación matrimonial. "No lo voy a soportar", le gritó, presa de la ira. Salió dominada por la ira, cerrando la puerta violentamente tras de sí. Raúl corrió a la enorme ventana de la sala y la vio alejarse, con ese caminado característico de su esposa que siempre le gustó, desde que la encontró una tarde lluviosa en la cafetería de la universidad.
Ese también fue para él, el comienzo de un largo viacrucis. Le hacía enorme falta su cónyuge. Pasaba las noches en vela. Daba vueltas en la cama intentando conciliar el sueño pero sus esfuerzos resultaban infructuosos. La vida se le convirtió en un verdadero infierno. En la noche y durante la madrugada, que le parecían más largas que de costumbre, anhelaba quea maneciera, y cuando llegaba al trabajo, ya estaba deseando que sonara el timbre marcando la salida de la empresa. Y el ciclo comenzaba de nuevo. Interminable. Doloroso. Insufrible.
La llamó muchas veces. Al principio simplemente descolgaba el auricular y aunque él se despachaba con todas las palabras atropelladas una tras otra, como una enorme cascada que se precipita en un abismo, ella no musitaba respuesta; se limitaba a colgar. Después, cansada del asedio de Raúl, decidió cambiar el número del teléfono.
--Dios mío, ayúdame. Prometo que si la traes de nuevo, jamás repetiré el mismo error--, clamaba él medio de su desesperación, acompañado apenas por la soledad y el silencio de un cuarto que le parecía cada vez más extraño.
Repitió su oración muchísimas veces, tantas, que perdió la cuenta. "Pareciera que no me escuchas", solía quejarse ante el Señor.
Un día se aventuró a esperarla a la salida del trabajo. Sabía que invariablemente terminaba turno pasadas las seis de la tarde. Y no se dio por vencido, aunque estaba cayendo una lluvia pertinaz sobre la ciudad. Impasible. Dispuesto a abordarla. Incluso, preparado por si Raquel le hacía pasar una vergüenza haciéndole un desplante. No se dio por vencido, aunque perdió la cuenta de las veces que consultó su reloj, con la sensación de que las manecillas parecían haberse detenido en el tiempo.
--Tenemos que hablar—le dijo, y sin esperar respuesta, casi arrastrándola de una mano, la condujo a un parquecito. Sentados, ajenos a lo que ocurría alrededor e incluso, al niño que casi les golpea con una pelota, se decidió a pedirle perdón--: Reconozco que cometí un error. No debí haber dicho lo que aquél día. Pero estaba enfurecido. Sé que sabrás perdonarme…--Y esperó la respuesta un tiempo que le pareció una eternidad.
La conversación fue apresurada, con pedidos de perdón y compromisos de no reincidir en decir palabras que causaran heridas. "Yo reconozco que también me excedo en ocasiones. Pero verás que en adelante no va a ocurrir…".
¿Mide el alcance de lo que dice?
Resulta sorprendente, pero lo que decimos, cómo lo decimos y en qué momento lo decimos, resulta determinante para que las relaciones interpersonales sean altamente satisfactorias, medianamente manejables o sencillamente, se inclinen al resquebrajamiento. Si tomáramos conciencia de la enorme carga que representan las palabas, mediríamos cuidadosamente cada respuesta.
"No olvides que muchos países entraron en conflicto, solamente porque sus dirigentes no tuvieron cuidado de lo que decían. Desataron confrontaciones de carácter internacional, sólo a partir de palabras dichas en el momento menos oportuno", me dijo un joven durante una charla que dictaba en otro país. Coincidimos todos que a través de la historia, hablar sin pensar, ha traído consecuencias nefastas. Edificar o destruir, he ahí el asunto clave
Usted se sorprendería al comprobar el enorme poder motivador o desmotivador que encierran las palabras. Cuando algún componente de la familia se encuentra atravesado por una etapa difícil debemos compartirle palabras que le infundan ánimo.
En la antigüedad uno de los más grandes exponentes de pautas de vida, enfatizó en el enorme poder de lo que decimos, que se orienta a edificar o destruir a nuestros interlocutores: "En la enfermedad el ánimo levanta al enfermo…"(Proverbios 18:14, Nueva Versión Internacional). Y también que "En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman, comerán su fruto" (Proverbios 18:21, Nueva Versión Internacional).
Se alcanzan grandes resultados en el fortalecimiento de nuestro interactuar con la familia y en general con quienes nos rodean, cuando desechamos las manifestaciones de crítica y rechazo e infundimos ánimo, estimulando e impactando positivamente en la forma como nos expresamos.
En muchas ocasiones palabras que afectan favorablemente a nuestros interlocutores, acompañan el proceso de cabio y crecimiento personal y espiritual. "Sus palabras pueden dar a su cónyuge el valor necesario para dar ese primer paso", asegura el sicólogo Gary Chapman, en su extraordinario libro "Los cinco lenguajes del amor" (Editorial Unilit, pp. 42).
Animar implica ponernos en los zapatos del otro para procurar identificar cómo se encuentra, y así poder escoger los términos apropiados cuando le abordamos en una conversación.Evaluar cuidadosamente cómo nos expresamos
Así como resulta muy importante el hecho de que sepamos decir las cosas, debemos ligar ese proceso de dialogar con el tono de voz apropiado, evidenciando con nuestros gestos que deseamos colaborar y, además, utilizando los vocablos indicados para cada ocasión. La forma como nos comunicamos es clave; jamás debemos olvidarnos del papel preponderante que ocupa la comunicación en las relaciones al interior del hogar y con las personas que nos rodean.
¿Qué hacer si nuestro interlocutor, que bien puede ser nuestra pareja o uno de los hijos, demuestra agresividad en lo que dice?
En primer lugar, guarde la calma. Puede que no suene fácil pero sólo quien guarda serenidad logra controlar y manejar las situaciones conflictivas. Además debemos cuidarnos de no elevar el tono de voz y expresarnos en un volumen que resulte conciliador a oídos del interlocutor, tal como lo recomienda el rey Salomón: "La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego" (Proverbios 15:1, Nueva Versión Internacional).
A éste hecho sume otro igualmente importante: procure no capitalizar los errores de las demás personas. Hay quienes aprovechan cualquier error para sacar el As debajo de la manga y poner sobre la palestra los fracasos pasados del interlocutor.
Actuar así revela lo que hay en el corazón nuestro, y hace evidente que no tenemos amor auténtico por el prójimo ni tampoco una actitud de perdón. Es un imperativo que desechemos el enojo, el rencor, la amargura, el resentimiento y el deseo de venganza.Reconocer que también fallamos
No somos infalibles. También fallamos. Debemos reconocerlo. Erramos de una u otra manera. Y producto de tales yerros, causamos heridas a los seres queridos con lo que decimos. Sobre esta base es necesario reconocer cuando hemos incurrido en errores y aplicar correctivos para no reincidir en el mismo comportamiento.
Es probable que con nuestras palabras hayamos provocado profundas heridas. Pues bien, en adelante, y como si se tratara de cheques que giramos y de los cuales nos cuidamos para que no se produzca un derroche, usted debe comprometerse a medir el alcance de cada palabra. Sea muy cuidadoso. Corrija con ayuda de Dios las fallas del pasado, teniendo siempre presente que con las palabras edificamos o destruimos (Cf. Proverbios 18.21)
Al admitir que también solemos errar, y disponernos a cambiar, demostramos consideración, valoración y amor auténtico a nuestra pareja, a la familia en su conjunto y a las personas con las que interactuamos diariamente.
Una forma de ganar el terreno que perdimos por no hablar apropiadamente y decir lo primero que se nos venía a la mente, hiriendo a aquellas personas con las que interactuamos, estriba en medir el tono de voz al expresarnos y los gestos que utilizamos, así como manifestar palabras de ánimo, que edifiquen y estimulen, que construyan puentes propicios para conversar y cimentar amor y aprecio sinceros.
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